Desmemoriados, fracasados y anexas
Este fin de semana tuve la intención de ponerme al corriente con las películas que –considero– me falta ver, así que fui al video y me encontré con que mucha gente debió tener la misma idea, porque el surtido dejaba mucho que desear. Pero como dicen por ahí que “la intención es lo que cuenta” me decidí a rentar un par de cintas que a continuación les comentare.
La primera cinta es Final Cut, o Más allá de la muerte, por su titulo en español, –nunca he entendido cuales son los criterios para decidir los nombres en cartelera, ya que la mayoría de las veces no viene al caso con el original, y no es por ser purista, pero si le pusieron un titulo fue por algo, ¿no?; pareciera que el proceso de darles nombre en castellano requiere mucho alcohol e ingenio, si claro, en fin si alguien sabe que me ilustre, por favor– y cuenta con la “brillante” participación de Robin Williams, a quien tengo tiempo sin ver en un papel bueno y Mira Sorvino, esta película nos muestra los resultados de una nueva tecnología en nuestra sociedad: un implante orgánico que se encarga de grabar todos los recuerdos de las personas, y que al morir estos, se puede extraer y visualizar por medio de una tecnología especial. A raíz de estas “innovaciones” existen ciertos individuos que se encargan de editar las memorias para presentarlas en remembranzas que sirven para recordar a los difuntos y su paso por el mundo. Al llevar a cabo su trabajo, muchas veces tienden a obviar los pecados cometidos por el occiso y tienden a suavizar las acciones para mejorar su imagen en la memoria de los vivos –al parecer serian buenos agentes de campañas electorales–. Aunado a todo esto, surge un movimiento de resistencia al implante, que sostiene que el mirar y juzgar a través de los ojos de otros es una prerrogativa divina y que el hecho de poseer el implante afecta el libre albedrío del individuo ya que modifica directamente su comportamiento. Debo decir que el principal motivo para ver esta cinta es la similitud con un cuento corto que escribí hace un par de años con una temática similar –quienes lo leyeron sabrán a que me refiero–, pero recibí una agradable sorpresa al encontrar en ella una reflexión sobre la motivación en las conductas humanas y su alcance en la vida aun y después de morir. A los que les llame la atención un tema tal, les recomiendo la cinta, aunque debo advertir que no es el mejor trabajo de Robin Williams.
La primera cinta es Final Cut, o Más allá de la muerte, por su titulo en español, –nunca he entendido cuales son los criterios para decidir los nombres en cartelera, ya que la mayoría de las veces no viene al caso con el original, y no es por ser purista, pero si le pusieron un titulo fue por algo, ¿no?; pareciera que el proceso de darles nombre en castellano requiere mucho alcohol e ingenio, si claro, en fin si alguien sabe que me ilustre, por favor– y cuenta con la “brillante” participación de Robin Williams, a quien tengo tiempo sin ver en un papel bueno y Mira Sorvino, esta película nos muestra los resultados de una nueva tecnología en nuestra sociedad: un implante orgánico que se encarga de grabar todos los recuerdos de las personas, y que al morir estos, se puede extraer y visualizar por medio de una tecnología especial. A raíz de estas “innovaciones” existen ciertos individuos que se encargan de editar las memorias para presentarlas en remembranzas que sirven para recordar a los difuntos y su paso por el mundo. Al llevar a cabo su trabajo, muchas veces tienden a obviar los pecados cometidos por el occiso y tienden a suavizar las acciones para mejorar su imagen en la memoria de los vivos –al parecer serian buenos agentes de campañas electorales–. Aunado a todo esto, surge un movimiento de resistencia al implante, que sostiene que el mirar y juzgar a través de los ojos de otros es una prerrogativa divina y que el hecho de poseer el implante afecta el libre albedrío del individuo ya que modifica directamente su comportamiento. Debo decir que el principal motivo para ver esta cinta es la similitud con un cuento corto que escribí hace un par de años con una temática similar –quienes lo leyeron sabrán a que me refiero–, pero recibí una agradable sorpresa al encontrar en ella una reflexión sobre la motivación en las conductas humanas y su alcance en la vida aun y después de morir. A los que les llame la atención un tema tal, les recomiendo la cinta, aunque debo advertir que no es el mejor trabajo de Robin Williams.
La segunda cinta Elizabethtown o Todo sucede en Elizabethtown, cuenta con la participación de Orlando Bloom, Kirsten Dunst y Susan Sarandon, y es dirigida por Cameron Crowe. Esta película cuenta la vida de un joven –y rotundamente fracasado– diseñador de calzado deportivo, quien de la noche a la mañana hace perder a su compañía la friolera de 972 millones (USD), lo que provoca que pierda su trabajo, su pareja y quiera suicidarse. Pero las calamidades no terminan ahí, ya que recibe la noticia de la muerte de su padre y recibe el encargo por parte de su madre de recoger el cuerpo. Mientras viaja al pueblo natal de su padre, conoce a una azafata muy amigable que lo reconforta y le muestra una perspectiva completamente nueva de la vida. El viaje también le sirve para re-conocer a su familia y replantear sus objetivos y alcances de su existencia. Aunque es una versión juvenil de Jerry Macguire, me parece una excelente cinta, si bien debo admitir que Bloom, me sigue pareciendo verde para personajes tan complejos y profundos, su interpretación fue buena, Dunst es una joven actriz que sigue creciendo y mejorando con el tiempo y de Susan Sarandon solo puedo comentar que a pesar de salir por poco tiempo en la cinta, llega al punto de casi, sólo casi, robarse la cinta. Un factor que apoya la película es el excelente soundtrack de la misma, la elección de canciones y la temática de las mismas es genial, en mi opinión, tanto, que estoy a punto de ir al mixup a buscar y comprar el respectivo CD. La única “mancha” en la película podría ser una visión demasiado interior hacia el corazón de USA, lo cual podría no ser del agrado de todos los espectadores, pero en mi muy particular gusto, se las recomiendo ampliamente si están de un animo melancólico y reflexivo; de lo contrario, si buscan acción, sexo y humor barato, mejor absténganse de recibir la aburrida de su vida.