Graymalkin

Monday, February 14, 2005

Cuatro películas

“Elektra” es el ejemplo clásico de cintas sustentadas en fuertes expectativas que acaban cayendo en lo mediocre al ser realizadas. Aún y con la participación de reconocidos actores como Jennifer Gardner, Goran Visnik y Terence Stamp, la trama pierde coherencia poco después de comenzar y el uso indiscriminado de los efectos especiales parece tener la consigna de paliar todas las debilidades del film. Los malos, son malos porque si, y los buenos parecen serlo sólo porque se enfrentan a los malos. El motivo de Elektra Natchios es la redención, porque aún y después de convertirse en una asesina a sueldo –a causa de la muerte de su padre, ocurrida en Daredevil, o sea otra película–, escoge tomar partido y salvar al joven padre y su hija a quienes había sido contratada para matar. El uso de personajes de cómic, es usado como pretexto para no quebrarse la cabeza con un buen guión, ya que pareciera que por ser personajes de tipo genérico, no requieren de justificación. Como fan del género del cine proveniente del cómic, me sentí con la obligación de verla, pero prefiero –y por mucho– la participación de Gardner en la serie televisiva de Alias. Como alternativa para acrecentar la franquicia fílmica de la Marcel, esta cinta es valida, pero el resultado sería mejor si se hubieran tomado el tiempo suficiente para desarrollar un guión decente.

“Blade: Trinity” nos muestra entre otras cosas, la devaluación –una vez más– de un icono del terror: el conde Drácula. Entre más películas se suceden –relativas al tema– peor es la representación que se hace de dicho personaje y para respaldar tal afirmación solo basta recordar el Drácula de “Van Helsing”, y la recreación por demás inocua que en esta película hace Dominic Pourcell –cuya efímera fama se debió a la serie de televisión Joe Doe, o como dice uno de mis amigos: Juan Cual–. La cinta cumple tanto con el cometido de abrir la puerta a una nueva franquicia –la de los Nightstalkers, con la inclusión de Hannibal King y Abigail Whistler interpretados por Ryan Reynolds y Jessica Biel, de previa trayectoria en series de televisión como Seven Heaven y "Two Guys, a Girl and a Pizza Place" – como con el propósito de dar cierre al ciclo dedicado a Blade. Aunque esta vez los efectos especiales fueron mucho más sobrios a diferencia de la primera parte –dirección o presupuesto decidan ustedes– y se dio mayor énfasis a las secuencias de acción, el resultado deja la sensación de que faltó algo en el desarrollo de la cinta. Wesley Snipes nunca ha sido el más expresivo de los actores, pero en esta ocasión al tener menos tiempo en pantalla por compartirlo con tantos personajes, Snipes estuvo en riesgo de no destacar en su propia película. Para quienes disfrutamos las entregas anteriores y los adictos a las escenas de acción esta cinta es un requisito, para quienes no gustan de ver vampiros sería un error verla.

“La maldición” –The Grudge– cuenta con la actuación de Sarah Michelle Geller, Bill Pullman, Jason Berh y un par de asiáticos urgidos de un buen bronceado, entre otros. Narra las vivencias de una estudiante norteamericana de intercambio que se topa con la manifestación –bastante violenta– de un par de espectros malhumorados que buscan venganza. Como parte de su género, es buena muestra del abuso de los clichés, en lo personal este tipo de cintas no son de mi particular agrado porque, por lo general, siempre tratan de lo mismo y suelen ser contadas de la misma forma. La pronta aparición –en los primeros minutos de la cinta– del espectro en cuestión, abate el factor sorpresa –o espanto– que hace disfrutables estas películas. El remake cada vez más frecuente de cintas japonesas de terror, esta en boga en Hollywood, pero esta vez –sin importarme lo que digan los números de taquilla– el resultado fue de bajo nivel, muy lejos de lo logrado con la primera entrega de “El Aro”. La participación de Pullman en el inicio de la cinta, es a mi parecer la mejor de su carrera actoral –es un chiste personal, sólo lo enfocaron y se murió–. La actuación de Geller es la misma a la que nos tenia acostumbrados con “Buffy: The Vampire slayer” con la diferencia de que aquí no reparte trancazos, así que no hay novedad alguna. La inclusión de Berh –antiguo protagonista de la serie televisiva de Roswell– es superflua, si no hubiera estado nadie se hubiera dado cuenta porque su participación es por demás marginal y sin importancia. En fin, lo único positivo que le veo, es que pude disfrutarla y no tuve que pagar un centavo para verla.

“Inmortal”, una producción francesa de Enki Bilal, es un gusto extraño de esos que no siempre se dan. Esta sutil aproximación al cómic europeo, mucho más artístico que el norteamericano, nos muestra a través de una mezcla de personajes reales y virtuales creados por medio del Blue Screen, una sociedad futurista donde una corporación se ha hecho del control de la economía por medio de una compañía genética, mientras que la aparición de una extraña mujer de pelo azul y de una pirámide con dioses egipcios en el cielo de Nueva York parecen dar un resultado por demás incierto y confuso, ya que aún después de desarrollarse frenéticamente, deja muchas dudas en el espectador. Muchos detalles en esta cinta recuerdan a clásicos del género, como “Blade Runner” y “El quinto elemento”, pero más que un plagio creo que deberíamos de considerarlo un merecido homenaje a estas cintas. El resultado es por demás satisfactorio y espero ver más cintas del mismo creador, por lo mientras ya estoy buscando en internet las respectivas novelas graficas que me saquen de dudas.

Tuesday, February 01, 2005

Muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido...

Aprovecharé el fragante plagio de la frase del finado Pedro Vargas, para introducir este breve comentario sobre mis vivencias el año anterior:

Como muchos ya saben, en el tiempo de transcurrido este año, la necesidad/oportunidad de trabajar me llevó lejos de casa y me encaminó hacia el sur de nuestra entidad, donde viví muchas vivencias.

El sabor de boca adquirido no es del todo dulce y mentiría llanamente al afirmarlo, pero esos rastros amargos y ácidos matizan la experiencia y la hacen única. Lo que si puedo afirmar sin dudar, es que esa gran cantidad de vivencias me ha proporcionado una perspectiva más amplia sobre las situaciones y posibilidades de vida que me son posibles.

Mejor aún, tuve la oportunidad, y en muchos casos la satisfacción, de conocer muchas personas y compartir con ellos mi tiempo. Compañeros de trabajo, alumnos, personas de distintas comunidades, con las que crucé caminos y relatos. Lo primero que me sorprendió al llegar a esos lugares, fue el apoyo incondicional de algunos compañeros y compañeras y la total carencia del mismo por parte de otros. Lo mismo encontré a quien me brindo un techo, un piso y un lugar donde obtener comida (lo demás era obvio que lo tenia que llevar yo), que me tope con personas que al parecer sin motivo hicieron lo posible por dificultar mi camino y mis gestiones por esos lugares. Pero aún y con dificultades puedo decir que todo eso me sirvió.

Guardo también recuerdos de los grupos de alumnos que conocí en las tres escuelas en donde trabaje. Tuve la oportunidad de tomar fotos de alumnos, instalaciones y la comunidad donde debuté al servicio docente, supongo que guardaré esos recuerdos específicos por siempre, pero sólo el tiempo lo dirá. De los alumnos recuerdo a los más traviesos, los callados, los más chicos o demás edad, los que le echaban ganas, los que no, los que me entendían y los que no se interesaban por hacerlo, el galán y la niña bonita de salón, los matados, los flojos y los de en medio, en fin, todas las actitudes y características que de alguna manera los diferenciaban unos de otros. Mi paso por la segunda escuela fue breve, y mis memorias de esta son muy difusas, pero en la tercera escuela estuve tres meses más, así que tengo más experiencias de las cuales echar mano a la hora de rememorar esos días. El recuerdo que tengo de mi primer director es agradable, alguien que no se metió conmigo y me dejo hacer las cosas con el apoyo de los compañeros más experimentados, alegre, bullanguero, buena persona. Mis compañeros y compañeras maestros, en su mayoría, fueron de gran ayuda tanto dentro de la escuela como fuera de ella., me enseñaron las artes de viajar para esos lugares cada semana y me proporcionaron de un lugar donde dormir y descansar a medio recorrido, informándome además, sobre los manejos truculentos de la supervisión y el tipo de cooperación que se esperaba de mi parte, así como de la política de convivencia existente allí. En resumen me instruyeron sobre lo necesario para una supervivencia en el medio, por lo cual les estoy agradecido.

También me tope con personas que, en franco disgusto con su vida y su persona, se esforzaban en todo momento en compartir su animadversión por todo con cualquiera que estuviera cerca, haciéndoles la vida de cuadritos. Estos docentes aparte de ser insufribles, eran irresponsables en su trabajo y en sus relaciones para con la comunidad, al hacer lo posible por sacar el mayor provecho sin dejar nada a cambio. Pero de ellos prefiero olvidarme y dejarlos su suerte, esperando que cambien por su propio bien y el de las personas que los rodean, a fin de cuentas ya no tengo que sufrirlos, así que mi bendición y cada quien su camino.
Para todos los demás gracias por todo lo que me ofrecieron y tuvieron en gana compartirme, de verdad que se apreciarlo y atesoraré esas experiencias que me han servido tanto.