Graymalkin

Friday, October 29, 2004

Eterno viajero

Últimamente crece en mí la sensación de estar siempre viajando, sin acabar de llegar a ningún lugar en específico, un trayecto que no termina nunca y que sin embargo transcurre apresuradamente. Pareciera que aún en los momentos en que no tengo un boleto de autobús en la mano, es solo porque preparo mi equipaje o voy en camino a la siguiente parte del itinerario. Viajando de día y de noche, distancias largas o cortas, estancias breves o prolongadas, de ciudad a comunidad, de escuela a escuela.

La semana comienza con los preparativos, siempre abundantes y nunca del todo terminados, equipaje y encargos, tareas y encomiendas, que se agrupan incesantes ante la imposibilidad de terminarlos en tan sólo un par de días. Después vienen las visitas, paradas técnicas y “refaccionarias” que me brindarán los recursos para subsistir la semana que recién se asoma. Por la noche, muy noche o más bien muy temprano dependiendo de cómo se considere, comienza el traslado nocturno, con sus cinco horas al menos, de incomodidad y falta de descanso en el que los asientos de autobús martirizan mi espalda y mi cuello, burlándose de mi falta de pericia para dormir sentado.

Así, al llegar a la primera parada del viaje, guardo la improvisada almohada y comienzo el cambio de vestimenta para intentar acomodarme al caluroso cambio de clima. Mientras camino hacia la terminal de segunda y espero la primera corrida el pueblo, que es la siguiente fase del recorrido, me cruzo con personas cuyas caras reflejan el momento adormecido y aletargado del día que apenas comienza. Es curioso observar a tanta gente movilizándose a esa hora, muchos son maestros, que, como yo, han de viajar cada semana para llegar a su lugar de trabajo, muchos otros son comerciantes o campesinos para quienes la faena comienza mucho antes de despuntar el alba, aún así, el sopor matutino no conoce de profesiones o intenciones y acabamos todos dormitando o cabeceando al menos, en nuestros asientos del autobús.

Al llegar al pueblo, me encamino a la parada de los taxis de sitio, a esperar que se junten los pasajeros necesarios para la corrida, proceso que puede demorar desde unos minutos hasta un par de horas según sea el día de la semana, quincena o de plano la suerte que me acompañe en ese momento. La duración del viaje en taxis de sitio va desde una hora y cuarto, a una hora con cuarenta y cinco minutos de pendiendo de la pericia o estado de animo del conductor, el trayecto es una suma de olores y apretujones, en la que los pasajeros nos quedamos dormidos a pesar de los múltiples brincos ocasionados por la condición del camino. Al llegar a la comunidad paso al cuarto a dejar mi mochila y me dirijo a la escuela a dar clases, en el transcurso de la mañana deberemos hacer lecciones, actividades o el no muy apreciado acto a la bandera (debo aceptar que nadie se siente muy nacionalista los lunes por la mañana), esperando a que llegue el receso y con el un rato de descanso y los alimentos de la mañana para proseguir con las clases que faltan. Al terminar me retiro al cuarto y duermo por el resto de la tarde, despertando solo comer algo y preparar las clases del siguiente día. La semana transcurre más o menos de la misma manera, cambiando a veces por las reuniones de “trabajo” (terapia ocupacional diría yo) a que nos cita la confundida directora, o los ratos en que visto a los profesores y profesoras de la primaria y el telebachillerato, compañeros de lejanía y profesión con quienes comparto cena y ratos de conversación, pero aún así todo esto se convierte en rutina en tan solo un par de semanas.

Por fin, llega el último día laboral de la semana y aunque me apresuro a tener todo listo para salir con premura, estoy a merced de los taxistas de estos lugares. Y digo merced porque lo mismo pueden tardar media hora que tres horas, y lo mismo pueden llevar lugar que venir llenos con lo cual tendré que esperar por mas tiempo o buscar el auxilio de un raid, provisto por algún conductor compadecido, ya sea el del gas, de la pipa de la Nestle o un ingeniero con camioneta de redilas que llegue a pasar por ahí.

Cuando por fin llego al pueblo, deberé correr y tomar el camión que me lleve a Acayucan (en este momento se presenta algo insólito, una vez arriba del autobús, deberán pasar de 10 a 15 minutos para que salga del pueblo, o sea avanzar por 6 cuadras de calles sin demasiada circulación), donde buscare la corrida más próxima a Xalapa o en su defecto al puerto de Veracruz donde deberé trasbordar para llegar, por fin, a mi ciudad.

La llegada siempre es de noche y solo me brinda un par de horas para atender mis asuntos, tras de lo cual podré darme un baño y dormir “como se debe”. El sábado me despertare temprano para asistir la mayor parte del día, a una escuela, que si bien no es de mi gusto e interés, me es indispensable para conservar la plaza que desempeño.

Las materias/clases van desde lo más absurdo y aburrido a lo interesante y pertinente, pero aun así se llevan consigo toda la mañana y media tarde, tras de lo cual tendré unas cuantas horas antes de que el cansancio me agote así como agoto la semana que esa noche termina. Y así, sin mas, no habré terminado de llegar cuando tenga que partir de nuevo.

Sunday, October 17, 2004

Mundos de papel

Recién termine de leer “Una princesa de Marte” de Edgar Rice Burroughs, autor afamado por dar vida al hombre de la jungla por antonomasia: Tarzán. Mi interés en esta obra en particular, fue despertado después de haber leído el segundo volumen de “La liga de caballeros extraordinarios” donde el enemigo a vencer fueron los marcianos de “La guerra de los mundos” de H. G. Wells. La visión que proporciona Burroughs del llamado planeta rojo es básicamente una de mounstros y caballeros, damiselas en apuros y criaturas fantásticas. Aún a pesar de ser una novela escrita alrededor de 1912, conserva la frescura y dinamismo que ya quisiéramos ver en muchas películas del Hollywood contemporáneo, sin recurrir a la justificación “científica” de los hechos o acontecimientos que ahí se plasman, nos muestra un mundo de diferentes castas y especies que batallan incesantemente entre si, por la única razón de ser distintos, de otro color, con otras creencias, otras aspiraciones, en fin la analogía de una situación humana que conocemos de sobra y que dice tanto de los miedos e inseguridades de las personas que conformamos esta sociedad. Algún lector crítico podría enfatizar el clásico entramado gringo del bárbaro, salvaje, incivilizado que sólo aprende a vivir y comportarse bien con la ayuda del hombre blanco (nativo de USA, por supuesto) quien llega, como siempre, a enderezar los problemas (sin que nadie se lo haya solicitado, claro esta). En lo personal, me gustaría pensar que el autor enaltece la posibilidad del individuo, quienquiera que sea, de cambiar y adaptarse a las circunstancias, de ver más allá de su percepción y situaciones cotidianas. La opinión que me deja este libro es tan favorable, que pretendo conseguir los demás libros de la serie.

Otro par de libros que leí recientemente fueron: “The uplift war” y “Los límites del cielo” parte 3 y 6 de la “Saga de la elevación” de David Brin. En esta serie, los humanos han dejado atrás las rencillas entre ellos mismos y han salvado al planeta de una incipiente catástrofe ecológica, mientras que han ayudado a “elevar” a la inteligencia a dos razas de especies animales: los delfines y los chimpancés. Posteriormente, las tres especies terrícolas exploran el espacio para encontrase con que las galaxias están habitadas por un sinnúmero de especies sapientes organizadas en una confederación que lo mismo regula el trafico, que la inmigración y los conflictos entre todas las especies. Aunado a todo lo anterior, las especies más antiguas van de sistema en sistema buscando especies pre-sapientes a quienes apoyar en su “elevación” tras de lo cual, los ahora llamados “pupilos” deberán servir a sus maestros por un periodo de mil años tras de lo cual serán considerados dignos de pertenecer a la civilización galáctica. Partiendo de esta trama, Brin nos nuestra la guerra entablada contra los terrícolas por parte varias facciones que buscan eliminar a los humanos para conservar a sus pupilos y de paso descubrir un secreto milenario que ha sido descubierto por mera coincidencia por los neo-delfines. A lo largo de estas novelas el autor recrea y critica, situaciones como la guerra por motivos económicos, los motivos del miedo y la discriminación a los “otros”, la llamada inteligencia de nuestra especie, y el “orden” social en nuestra civilización. Una lectura excelente para pasar el tiempo y también para reflexionar.

Mundos de celuloide

La película del fin de semana fue “Acechada” protagonizada por Ashley Judo, Samuel L. Jackson y Andy García. Esta típica historia de asesinatos y detectives situada en San Francisco, lleva a la protagonista a dudar de sí misma y de su salud mental, mientras que nos muestras facetas obscuras del ser humano como la furia y la auto-justificación de las acciones personales sin mediar el daño realizado a los demás. Contando con varios giros en el desarrollo de la trama y con muy buenas actuaciones por parte de esta terna de actores, en mi opinión es una película entretenida digna de disfrutarse en la comodidad del sillón.

Nota al calce: como se habrán dado cuenta, la mayoría de las veces no profundizo en detalles de las películas y libros que aquí comento, lo cual es con la finalidad de no “soltar la sopa” y quitarle el sabor a quien pudiera ver o leer alguna de estas obras. Pero esto no limita a cualquiera de ustedes de contactarme para comentar en extenso cualquiera tema en particular.

Tuesday, October 12, 2004

De pelicula

Este fin de semana intente ponerme al corriente en la larga lista de películas que me he perdido en los meses mas recientes. No por falta de interés, sino por falta de recursos monetarios para ir al cine. Cualquiera que me conozca sabe lo que me estoy perdiendo.

Para comenzar el fin de semana, me prestaron Kill Bill Vol. 2 en DVD, a decir verdad tenia tanto tiempo que había visto la primera parte, que apenas y recordaba los detalles y el ritmo de la misma. Así que no tuve problema con la “lentitud” de la que según me habían comentado padecía la película. Me pareció bastante reflexiva, cómica y sugerente en muchos aspectos. El viaje por el que la protagonista se embarca para conseguir la tan merecida venganza, nos muestra también el tipo de persona que es y la forma en que afronta los acontecimientos, nadie me puede decir que Beatriz Kiddo sea alguien que se de por vencido. La parte cómica a la que me refiero, no es ninguno de los gangs o cliches utilizado por Tarantino para darle sabor a su historia. Más bien es el momento en que la karateka, artemarcialista, supermujer, etc; es vencida por un borracho sin expectativas, que sin usar ninguna estrategia demasiado sofisticada, la pone fuera de combate de un disparo. Sencillo pero brillante, dicen que “gandalla mata carita” y por lo visto “pistola mata karateka”. Sugerente, porque, aunque el final era de esperarse, el desenlace se antoja como una consecuencia lógica de los acontecimientos y las acciones de los personajes. En mi opinión personal, Tarantino pudo dotar a Beatrix de la profundidad necesaria para reconocer al personaje como un ser humano común, con todo lo que esto conlleva, independientemente de las cualidades “supernaturales” que esta presenta. Después de ver esta película tuve que ver a la anterior para completar la historia en la memoria reciente y tome la decisión de comprarlas para mi colección personal.

Como la economía personal lo dicta, las otras 3 películas, fueron en VCD, o dvp (de pirata) como le digo yo. La primera fue “La aldea”, la más reciente producción del creador del “Sexto sentido, el protegido y señales”. La verdad, no fue de mi completo agrado, aunque confieso que tuvo mucho que ver la pésima calidad de la película (eso pasa por verlas en vcd, ni modo, es el castigo por la mala piratería). Aun y con eso, para ser un “final inesperado” (típico recurso del mencionado director), debo decir que lo ví venir desde la mitad de la película y la actuación con cara de estreñido de Joaquin Phoenix no me convenció en lo mínimo. Entre los puntos a favor, el personaje de Ivy me gusto mucho, pude percibir una profundidad en sus motivaciones, la fuerza y dedicación en sus acciones fue impresionante y en mi opinión, lo mejor de la película.

Por fin, pude ver “el Rey Arturo” y a decir verdad no fue tan mala como me la habían descrito. A lo mejor no esperaba mucho, lo cierto es que ya tenía previa noción de las mentadas “verdades” o “secretos” de la leyenda arturiana que implicaban a los romanos como dominantes, los pueblos britanos como defensores de su territorio y a los sajones como bárbaros invasores. El uso mínimo de efectos especiales le dió un toque, un tanto realista a mi parecer. El uso de Guinevere como personaje de fuerza y no como manzana de la discordia aunado a la amistad entre el circulo de caballeros, me dieron una impresión satisfactoria de la película. Como punto débil debo mencionar la actuación de Clive Owen, quien creo debería quedarse filmando cortometrajes para la BMW.

Por ultimo, disfrute del espectáculo de “Resident Evil 2: Apocalyse”, la trama fue sin demasiadas complicaciones: explosiones, artes marciales, efectos especiales, malabares, disparos, mounstros, zombies y demás criaturas “gore”. Nada raro para el género de las películas basadas en video juegos de masacre sin sentido. Eso si, cualquier oportunidad de deleitarse la pupila con Milla Jovovich seguro debe aprovecharse. Muy entretenida, justo lo necesario para distraerse y dejar de pensar el en clima, la economía y los diputados protagonistas que plagan nuestros días.

Sunday, October 10, 2004

De sapos, ranas y búsquedas sin sentido

En una ocasión oí una conversación entre dos mujeres, en que una de ellas se quejaba con otra sobre los hombres, esa especie tan incógnita e indescifrable que puede enloquecer a cualquiera que intente comprenderla.

Parte de la conversación se centraba en la búsqueda, por parte de las mujeres, de ese príncipe azul de cuento, de novela, de ese caballero en brillante armadura que acudiría algún día a rescatarlas de tooooodas sus penurias y las llevaría a vivir en un castillo de ensueño donde vivirían felices por siempre.

Esta búsqueda, que según dicen, es ardua y tormentosa, puede durar toda la vida o tan sólo un día, un momento; y se lleva a cabo besando sapos; sí sapos, seres pequeños y muy feos —y provenientes de otro cuento— que no son otra cosa que príncipes encantados que vagan buscando a una princesa que rompa el hechizo que pesa sobre ellos, tras de lo cual se convertirán en príncipes de fantasía y vivirán felices por lo que les reste de vida. Ojo con ambos cuentos porque los retomaremos de nuevo.

Esa mujer —con al parecer más de un sapo en su haber— se quejaba y decía que tal vez esa búsqueda continuaría toda su vida. Dicho esto no pude menos que entrometerme y decirle que —en mi opinión— los príncipes no existen, y solo hay sapos. Pude parecer grosero o imprudente a lo mejor, pero a continuación ahondare en mi explicación:

Los príncipes no existen, sólo hay sapos; y las mujeres tienen que entenderlo y vivir con ello. No hay más.

Pero, eso sí, hay sapos de varias clases, los hay verdes —e interesados por su ambiente—, negros —tortuosos y malignos—, rosas —e interesados en otros sapos—, anaranjados
—relucientes y llamativos—, grises —que existen aunque la gente no repare en ellos— variospintos, multicolores, etc.; y sí, los hay incluso azules —categoría que suele interesar a las damitas. Sus colores dependen más del cristal por el que se miren que de su naturaleza misma, aunque esta ultima no demerita el grado de color que cualquiera de ellos puede cobrar a la vista de la interesada.

Ustedes se preguntaran, ¿cual es el chiste de conseguir un príncipe?

Bueno intentare dar una breve explicación desde mí muy personal perspectiva.

El motivo de buscar un príncipe va más allá del titulo nobiliario que se consigue —salvo algunos tristes casos en que ese tipo de reconocimiento más que nada económico pareciera ser lo primordial— tiene que ver más con el hecho de ser “la pareja del príncipe”. Como príncipe, veo a un individuo que resalta por sobre los otros, que tiene una identidad que lo hace distinto a todos los demás hombres, es alguien digno de ser tomado en cuenta, ya sea por su físico, su mente o sus palabras, sus hechos sobresalen por sobre todos los otros; y al parecer todos los detalles de su vida deben ser conocidos en extenso. Habría que resaltar aquí la perdida de intimidad que esta situación lleva consigo, pero habrá quien lo considere como algo deseable, en fin es cuestión de gustos. La afortunada mujer que se añade a la realeza, ya sea que provenga de las capas más bajas de nuestra sociedad —sí, la cenicienta, pareciera que toda l a vida se resume a cuentos— o de una familia real en desgracia que de acuerdo a derecho recobra sus fueros, se convierte en la pareja de una persona importante, sale de la muchedumbre gris que se mueve día a día buscando su destino en este mundo de todos y se vuelve notable para los demás, sobresale a sus propias circunstancias y adquiere un carácter casi divino, por primera vez puede destacar sus propias ideas, por primera vez puede ser vista y reconocida por los que eran sus iguales y mostrarles que no es una más, una del montón. Es única e irrepetible, es distinta y con carácter propio, es un amanecer que brilla de otra manera, es una cabeza con ideas notables y especiales, es una estrella diferente en el amplio firmamento. Es una princesa y por eso deberá ser tomada en cuenta. Además de todo lo anterior, consigue una pareja, esa riqueza tan difícil de conseguir en estos días, alguien que camine a su lado, que comparta sus sueños, que la haga lo más preciado de su vida, que sea su igual y complemento, que la vea como su motivo de vivir y seguir adelante. Y ¿qué lo hace tan especial? Pues que para los ojos de él, ella es una princesa. Quedando claro ahora el motivo de búsqueda tan intensa, volvamos al segundo cuento, ese que trata de sapos hechizados y esa otra búsqueda en paralelo.

Los hombres, como los sapos del cuento, pasamos nuestra vida buscando a la princesa que rompa el hechizo que hay sobre nosotros, que nos elegirá de entre todos los sapos disponibles y nos besará cambiando el encanto. Esa princesa que sabrá mirar a través de nuestros ojos saltones y reconocernos como lo que realmente somos. Esa mujer única que sabrá valorarnos, que nos querrá y consentirá, que nos hará sentir fuertes e importantes, quien será nuestra pareja fiel y madre de nuestros hijos. Quien cumplirá nuestros caprichos y satisfará nuestros deseos, y claro, con quien esperamos tener una vida sexual plena y constante —sobre todo constante. Será encontrar esa persona que nos verá como seres únicos, diferentes, etc.; puedo extenderme aquí pero creo que el argumento se entiende por sí solo. Y ¿qué es lo que la hará especial para nosotros? Pues que para los ojos de ella, nosotros seremos príncipes.

Pero, siempre hay un pero ¿verdad? Hay algo que tiende a dificultar esa búsqueda, las princesas no existen, a decir verdad, sólo existen ranas. Y los hombres tenemos que aprender a vivir con esto.

Puedo tratar de resaltar otra vez, que las ranas son de distintos colores, pero creo que el lector o lectora se imaginará a donde quiero llegar con todo esto.

Creo que todos, hombres y mujeres debemos darnos un respiro y reflexionar, meditar acerca de lo que realmente queremos, la razón para la cual existimos, el destino al cual queremos llegar y la persona con quien queremos compartir —si es que deseamos hacerlo— todo esto.

Ya alguien intentó antes ejemplificar las diferencias entre los sexos diciendo que procedemos de planetas distintos, y si bien puede ser cierto ya que las formas que escogemos para realizar nuestras metas no podrían ser tan diametralmente opuestas, yo creo que lo que habríamos de buscar es la razón, tan diferente, que nos motiva a besar sapos o ranas, esperando siempre y encontrando nunca a ese animalito especial para nosotros que nos acepte como suyos y detenga nuestro incesante “brincar” de un lado a otro.
Creo que debemos abandonar esa búsqueda sin sentido de príncipes y princesas de fantasía, y entender que en este mundo sólo existen sapos y ranas; y que debemos estar conscientes de ello. Hacerlo de otra manera será vivir metidos en una historia de fantasía, agradable por momentos, pero en realidad tan vacía.

Llegamos así a otra parte de esta charla. Esa necesidad humana tan común para ambos sexos distinta en su aproximación pero igual en sus resultados: la necesidad de que el “otro”—el o la pareja que tengamos o deseemos— nos haga felices.

¿Por que confiamos encontrar en otra persona lo que necesitamos adentro de nosotros, porque nuestra tranquilidad y confianza en nosotros mismos debe depender de alguien más?

¿Por que no reconocemos que lo primero que necesitamos para ser felices, lo encontramos dentro de uno mismo?

¿Por qué encomendar a alguien más algo que sólo podemos hacer nosotros mismos?

¿Por qué nos cuesta tanto trabajo?

Creo que la primera parada en el camino a esa felicidad completa que todos buscamos a lo largo de la vida comienza con aceptarnos como somos, con tantos y tantos defectos como los tenemos, con tanta tristeza y apatía como la que sentimos, con tanto y tanto coraje como podemos tener, con tanta ambición y egoísmo como podemos experimentar, en fin con tantos y tantos errores como podemos tener mientras vivimos. Debemos aceptarlo, estamos muy lejos de la perfección —y por mucho— y no podemos exigir esto de otra persona si no lo tenemos nosotros mismos.

Ahora sí, partiendo de lo más bajo que podemos caer como personas comencemos a subir, reconozcamos entonces nuestras virtudes —estoy seguro de que después de una búsqueda minuciosa y exhaustiva todos encontraremos algunas— y todas esas buenas acciones que nos han ganado un lugar en el corazón de las personas que nos rodean, el merito en el trabajo, el espíritu creativo, la capacidad de mantener un amistad, la posibilidad de dar lo mejor de nosotros mismos y crecer cada día más y de mejor manera, en fin esta lista podría llegara a ser aun más extensa que la anterior.

Y de ser así ¿a donde nos llevaría?

Nos llevaría, supuestamente, a reconocernos como algo único e irrepetible, pero comúnmente existente en todos los lugares donde existen personas. Como partes complejas de un todo aun más complicado, eslabones en la hechura infinita de las cosas que existen, microátomos de un macro universo, componentes de un objetivo superior: la vida.

Después de todo esto, al saber quienes somos y para que estamos aquí, seríamos libres de ser y actuar, y —creo yo, espero yo— seríamos felices.

Después de todo, ¿podríamos pedir alguna otra cosa?

Sunday, October 03, 2004

La rifa del tigre

Xalapa me recibió con una noticia: Ya tenemos gobernador electo. Y aunque el resultado no fue el que yo (y una tercera parte de los veracruzanos) hubiera deseado, las noticias no fueron tan malas, al menos no fueron los panistas quienes se llevaron el botín. No es que las cosas no sean malas, nada de eso, pero podrían haber sido peor. En fin, ya tendremos tiempo de sobra para hacer predicciones, prender veladoras y sufrir seis años la próxima administración.

Durante mi acostumbrada estancia semanal por las tierras de Don Cirilo, pude leer algunos artículos más sobre el pleito casado entre el Peje y el Botudo aquel que engaño a la mayoría de mis conciudadanos hace ya 4 años. Lamentablemente ese mitote sigue ahí, por más que hice el intento de ignorarlo, sigue sin marcharse, sin resolverse y causando polémica, ganado volumen mientras avanza cual bola de nieve cayendo por una pendiente. Tenía la esperanza de que, si cerraba las ojos (y los oídos) a este particularmente escabroso tema, este cumpliría su ciclo vital y desaparecería dejando espacio para asuntos verdaderamente importantes para la vida nacional. Pero no fue así, las malas noticias, los malos gobiernos y los pleitos de lavadero entre partidos no desaparecen con solo cerrar los ojos, requieren de voluntad para resolverse, y eso, lo saben bien, no se da muy bien entre los políticos mexicanos. Esperemos que pronto se arreglen aunque sea en lo obscurito, y otorguen un respiro a nuestros cansados sentidos.

Por otra parte, comienzan ya los preparativos para las elecciones del próximo sexenio. Se anticipan malos tiempos para el ciudadano, porque si padecimos de, campañas sin propuestas concretas, malos candidatos, excesiva publicidad y un mar de promesas imposibles en las elecciones estatales, imagínense lo que nos espera cuando llegue el tiempo de elegir a los que van “por la grande”. Dos años podrían parecer mucho tiempo, pero la competencia ha comenzado desde hace un buen rato y hasta el momento ya ha tenido muchos descalabrados, la lista de “presidenciables” se nutre y decrece día con día. Si bien los empujones, zancadillas, descalificaciones y trapitos al sol, son cotidianos, vaya usted a saber de todo lo que no nos enteramos. Por el lado del tricolor se dice que Don Miguel ha perdido posibilidades, todo pareciera que esta vez, el Madrazo será seguro para los electores, aunque habría que esperar y ver si los “ni tan extintos” dinosaurios tiene otra carta bajo la manga. Por el lado del blanquiazul la cosa esta más difícil, no ganaron los Estados que podrían haber sido de gran apoyo en la próxima reyerta, y tendrán que buscar entre sus filas un mitómano mejor que el anterior, confiarse en el uso del presupuesto federal para ganar las elecciones, o de plano apostarle a la pobre memoria a corto plazo, tan común entre el pueblo mexicano. En el partido del sol naciente (¿no será decreciente?) la cosas tampoco están tan sencillas, su candidato con más posibilidades no ha salido bien librado de la pelea política, muchos de sus integrantes han sido desacreditados, y por si fuera poco Don Cuahutemoc amenaza con secuestrar la candidatura. En este muy particular caso, habría que decidir entre reconocerle el tesón o de plano reconocer una muy enraizada obsesión.

En vista de que al momento de votar la mayoría de los ciudadanos no se dejan llevar por la preparación y desempeño de los candidatos, sino por el “papel” protagonizan y tomando en cuenta que la política mexicana se ha convertido en un gran espectáculo de mucho rating, me atrevería a hacer una absurda proposición: podríamos organizar un reality show, algo así como un Big Father. La mecánica consistiría en encerrar a los posibles candidatos, políticos, actores, bailarinas de table dance, deportistas, comunicólogos, lideres de opinión, conductores de noticieros, prometedores empresarios, primeras damas, en fin las posibilidades son casi infinitas, lo único que debemos de asegurar es el rating para que las televisoras den luz verde al proyecto. Por el perfil de los participantes no han problema, podemos creer que cualquier persona estaría calificada para gobernar este país, si tiene muchos pantalones y (dice que…) sabe como hacerlo, ¿no?

Así, a lo largo de los próximos dos años, tendríamos la oportunidad de conocer a detalle a los susodichos y susodichas que aspiren a la presidencia, imagínense los preciosos momentos que compartiríamos de sus vidas, conociendo sus debilidades y fortalezas, sus dotes de liderazgo y capacidad de improvisación, sus escándalos amorosos serían prontamente reconocidos y perdonados, mientras que podríamos ver las técnicas de complot y juego en equipo. Como podrán ver, es una idea de pan y circo tan buena que garantiza que la población mexicana pase interminables horas frente el televisor sin tener que reflexionar lo cual cumple los requerimientos de cualquier barra de programación que se precie de serlo. Tal vez debería de salir corriendo a patentar y registrar la idea antes de que algún visionario me la gane. Por mi parte me despido y los dejo con la ardua tarea de escoger a los candidatos y candidatas para dicho programa, y aunque dicha elección es muy personal, les recomendaría a mi muy particular opción: el tan querido y respetado Brozo. Después de todo, ¿que tiene un payaso mal hablado, criticón, a veces absurdo y veces agudo, con tiempo en televisión, que no tenga ya nuestro presidente en turno? Se los dejo de tarea.


Friday, October 01, 2004

Tres semanas, tres libros

Hasta el momento, ninguno de los libros de Neil Gaiman me ha decepcionado, y aunque "Stardust" fue el ultimo en mi lista de compra, no es la excepción. La imaginación de este autor es increíble, sus tramas son prácticamente indescifrables, una garantía de sorpresa para el lector. La creatividad con que teje la personalidad y motivos de sus personajes esta nutrida de los elementos mas comunes en el comportamiento humano, haciéndolos cercanos a quien se interese en conocerlos, y sin embargo el aspecto mágico con el cual están investidos es extraño y desconcertante a momentos.

La historia narra las aventuras de un joven enamorado quien emprende un viaje a una tierra mágica, en una búsqueda trascendental para su crecimiento. La narración poética de los hechos aunada a los sorprendentes acontecimientos en el desarrollo de la historia hacen de este libro un claro ejemplo de la maestría de Gaiman en el genero fantástico.

En "La Dama de Avalon" de Marion Zimmer Bradley, segunda parte (cronológicamente hablando)de una trilogía que junto con "Las Nieblas de Avalon" y "La Casa del bosque"
reinterpreta la leyenda arturiana y nos muestra el lado femenino en esta historia de conocimiento común; se aborda con detalle la creación del mítico Avalon, así como la vida de quienes están llamados a ser los antepasados del Rey Arturo. La historia de Inglaterra vista desde la perspectiva de sus mujeres y la "reintroducción" de la parte femenina de la divinidad, tan frecuentemente señalada como masculina, la hacen una lectura interesante, pero con la advertencia de que podría no ser del completo agrado o interés de lectores aficionados a este genero.

Por ultimo, "Dune: The Battle of Corrin" de Brian Herbert y Kevin J. Anderson, nos lleva a la ultima parte de la trilogía "Legends of Dune", segundo intento de los autores por retomar el universo creado hace ya cuatro décadas por Frank Herbert el cual goza hasta la fecha de infinidad de admiradores, entre los cuales me encuentro.

Esta tercera y ultima entrega de la presente saga, y precuela de la serie Dune, narra con detalle muchos acontecimientos que vendrán a dar fruto en los próximos libros, como la creación de la Benne Gesserit, la Cofradía, los Mentat y la escuela Suk, además del origen de la enemistad entre la casa Atreides y la casa Harkonnen. Para conocedores de esta saga, es lectura imprescindible.

Esperemos que alguien lo lea pronto y pueda comentar conmigo algunos detalles.