Crónica de una lectura anunciada
En días pasados resulté gratamente sorprendido con un par de libros que, si bien la curiosidad por tenerlos aumentaba con el tiempo, no me decidía a comprar. Normalmente no acostumbro leer libros que no sean de mi propiedad, salvo raras excepciones en que, ya sea por probar nuevos autores o por temor a gastar dinero en cosas que tal vez no me gusten, pido a algún amigo que me proporcione sus opiniones o bien el libro en cuestión.
Después de una espera un tanto prolongada, compre un par de libros de Dan Brown: The Da Vinci Code y Angels and Demons. Según recomendaciones comencé por el segundo titulo (cronológicamente hablando), y hasta la fecha la obra mas afamada del autor. Decir que es un texto enviciante, es quedarse corto, no me duro más de tres días y pudo haber sido menos, si no fuera por algunas molestas ocupaciones (el trabajo sobre todo) que frecuentemente me quitan el tiempo.
Una de las cosas que más me agradó fue el tema “detectivesco” de la historia. Debo confesar que soy adicto a eso de la “teoría de la conspiración” que últimamente se han puesto tan de moda. Otros factores para recomendar su lectura son: la inclusión (muy criticada, por cierto) de la fe cristiana y la búsqueda de la “verdad” que existe detrás de los hechos históricos conocidos.
Aunque admito que adivine la identidad del villano casi desde el comienzo, tengo que aclarar que la habilidad de adivinar tramas y motivos para los personajes la tengo muy dominada, así que no creo que le pase a cualquiera que trate de leerlo.
El segundo libro sigue una mecánica casi idéntica, con la salvedad de que la postura de la Iglesia católica, es argumentada por uno de los personajes con una destreza impresionante.
Ciertamente este par de libros no se recomienda para religiosos conservadores ni demás personajes “mochos” que no aceptan critica, comparación o comentario respecto a ese tema tan publico pero con tientes demasiados personales como lo es la religión. Aparte de esas y otras contadas excepciones son historias muy amenas y que pueden servir para distracción y alguna que otra reflexión de carácter personal.