Constantine
Constantine es un producto detallado, elaborado con esmero y premiando la atención al detalle. El uso que se hace de los efectos especiales es –en mi opinión– excelente, ya que, aún y tomando en cuenta que son muchos, pareciera que son esenciales al momento de contar la historia. Como presentación del personaje, la cinta no tiene carencias; nos muestra lo suficiente de John Constantine como para querer saber/leer más acerca de su particular estilo de vida. Lo poco que conocía del personaje era un reportaje en una revista del género del cómic que si bien despertó mi atención, nunca concretó el deseo de comprar nada de ese titulo, así que en este caso no tuve una visión purista del personaje que nublara o dificultara la aceptación de lo que la cinta propone. El trabajo de Keanu Reeves, es muy bueno, al principio me costo trabajo separarlo del estigma de Neo, pero llegue a creer esa nueva realidad paranormal donde se ubica este nuevo personaje, aunque debo reconocer que entre ambos trabajos existen muchos paralelismos. Estoy más que seguro que para hacer el guión de la presente cinta, seguro destriparon y sacaron de contexto una gran cantidad de historietas, eliminando detalles preciosos para el fan empedernido, pero es el precio que debemos pagar los seguidores del cómic para ver nuestras queridas historias en la gran pantalla. Aunque nunca he sido fan del trabajo de Rachel Weiss, debo admitir que su personaje me gusto mucho y sus reacciones/motivaciones me parecieron acordes al contexto. El –la– arcángel Gabriel se me hizo muy bien logrado, ya que su presencia emanaba naturalmente algo de sobrenatural –el juego de palabras es intencional–, no así el demonio Baltasar, quien no pasó de ser el villano genérico que parece ser necesario en cualquier cinta. El personaje de Lucifer me pareció exquisito, un respiro de aliento comparado con los villanos de película del último año, con reminiscencias del excelente trabajo de Al Pacino en El abogado del diablo. La resolución de la trama se me hizo muy ad hoc, ya que a estas alturas nadie esperaba un final perfecto, más bien uno con sabor extraño. En resumen, puedo decir que no es una cinta de terror como muchos pensaban –temíamos– sino de acción y fantasía, enmarcada en lo que yo llamo mitología cristiana. Esperemos las secuelas, ya que seguro hay mucho que contar con respecto al Hellblazer.
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