Incompleto
Una de las desventajas de viajar en autobús (por mencionar sólo una entre muchas) es que el pasajero que “disfruta” una película queda a merced del tiempo en que se recorra el itinerario y sus constantes adecuaciones .El primer ejemplo que me gustaría mostrar es que al abordar el ADO (de paso) en Acayucan uno se encuentra con que la película en turno tiene una hora y media de haber comenzado, por lo que uno es testigo únicamente del final de la trama sin saber como se desarrollo la historia, lo cual resulta anticlimático y por demás frustrante, el segundo ejemplo es cuando el tiempo de recorrido no alcanza para ver la película completa, como frecuentemente me ocurre al viajar entre Xalapa y Veracruz, razón por la cual me he perdido de muchos finales, que si bien tengo que admitir la mayoría de las veces son películas que nunca tuve interés en ver en el cine o en video, una vez ya comenzadas uno se involucra con la historia y (al menos en mi particular caso) queda la curiosidad de saber cómo terminó el drama en cuestión: ¿Se murió Fulano? ¿Perengana vivió feliz? ¿Los niños dejaron de hacer burradas? ¿El malo sufrió antes de fallecer? La verdad es que los finales de película son por lo general predecibles, pero el hecho de ser espectador de la culminación, nos convierte en partícipes de una especie de catarsis colectiva que permite desbocar emociones, ideas, etc, que tenemos en el interior.
Lo peor del caso Xalapa-Veracruz (o Veracruz-Xalapa) es que el camión podría tardar menos en el recorrido (gracias al Libramiento recién inaugurado), pero se siguen tardando lo mismo, y se dilatan demasiado para hacerlo eficiente y muy poco para hacerlo placentero (al disfrutar de películas completas), lo cual resulta irónico, al menos a mi parecer.
Todo el comentario anterior tiene razón de ser, ya que hace un par de semanas, tuve la oportunidad de ver el comienzo de una película de la que sólo había visto el final: “Bajo el Sol de Toscana”, protagonizada por Diane Keaton, nos muestra a una escritora de edad madura, que tras sufrir una infidelidad y un divorcio pierde la razón de vivir y de seguir adelante.Al viajar en un tour por Italia, se le presenta la oportunidad de comprar una casa vieja y quedarse a vivir en un país, que si bien es precioso y pintoresco, le resulta extraño y confuso. Los personajes que viven en ese poblado son diversos e interesantes, y de una complejidad sorprendente. Su paulatino arraigo a una casa en reconstrucción y un país distinto al suyo, a una nueva familia y amigos con lazos que nunca habría conocido de seguir viviendo en New York, nos muestra el proceso de sanación de su alma y el establecimiento de un nuevo propósito en la vida. La analogía mostrada en la cinta, entre una nueva casa y una nueva forma de vida, es rica en reflexiones y nos muestra una perspectiva distinta desde la cual afrontar la vida. Se la recomiendo.
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